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La Humanae Vitae en 17 Puntos

  1. Transmitir la vida humana es un gravísimo deber que ha sido siempre fuente de alegría para los esposos, colaboradores libres y responsables de Dios Creador.
  2. El Magisterio de la Iglesia es competente para interpretar la ley moral natural, expresión de la Voluntad de Dios cuyo cumplimiento fiel es necesario para la salvación. Y no puede declarar lícito lo que es esencialmente opuesto al verdadero bien humano.
  3. La natalidad hay que enfocarla no con consideraciones parciales, sino a la luz de una visión integral del hombre y de su vocación, terrena y eterna.
  4. La fuente primera del amor conyugal es Dios. El matrimonio es una institución del Creador para realizar en la humanidad sus designios de Amor. Entre bautizados, es además Sacramento.
  5. El amor conyugal es un amor:
    • Humano (Sensible y Espiritual)
    • Total (se comparte total)
    • Fiel y Exclusivo (hasta la muerte)
    • Fecundo
  6. Debemos entender la PATERNIDAD RESPSONSABLE con relación
    • al aspecto biológico: Es conocimiento y respeto de las funciones biológicas.
    • al instinto y las pasiones: Es el dominio necesario de ellas por la razón y la voluntad.
    • al aspecto físico, económico y social: Es la deliberación ponderada y generosa de tener una familia numerosa, o la decisión tomada por graves motivos y respetando la ley moral, de evitar nuevos nacimientos por un tiempo definido o no.
    • al aspecto moral: Es el reconocimiento pleno de los deberes de los cónyuges para con Dios, consigo mismo, con la familia y con la sociedad.

    Al transmitir la vida los esposos deben conformar su conducta a la intención creadora de Dios, manifestada en la misma naturaleza del matrimonio y de sus actos.

  7. Cualquier acto matrimonial debe quedar abierto a la vida. No pueden separarse nunca los dos aspectos del acto conyugal:
    • Unión de los esposos y
    • Procreación
  8. No disponerse a trasmitir la vida contradice el designio constitutivo del matrimonio, y la naturaleza del hombre y la mujer, que no son árbitros de las fuentes de la vida, sino administradores del plan de Dios.
  9. Para regular la natalidad, es ILICITA:
    • La interrupción directa del proceso generador ya iniciado y sobre todo aborto
    • La esterilización directa, temporal o perpetua de cualquier cónyuge
    • Y toda acción que, en previsión del acto conyugal o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales se proponga como fin o como medio hacer imposible la procreación
  10. Una vida conyugal fecunda en su conjunto no legitima ni cohonesta un acto conyugal voluntariamente infecundo.
  11. Si para espaciar los nacimientos existen motivos SERIOS, derivados de las condiciones de los cónyuges o de circunstancias exteriores, es LICITO tener en cuenta los ritmos naturales de las funciones generadoras para usar del matrimonio sólo en períodos infecundos, y así regular la natalidad sin ofender los principios de ley moral.
  12. La regulación artificial de la natalidad
    • Abre un camino fácil a la infidelidad conyugal
    • Lleva a la degeneración de la moralidad
    • Pierde el respeto por la mujer
    • Permitiría a gobernantes imponer métodos, contrarios a la libertad personal, en lo más personal de la intimidad conyugal
  13. Una práctica honesta de la regulación de la natalidad exige a los esposos adquirir sólidas convicciones sobre los verdaderos valores de la vida y la familia, y un perfecto dominio de sí mismos.
  14. Los educadores deben crear un clima favorable a la educación de la castidad: el triunfo de la libertad sobre el libertinaje, mediante el respeto del orden moral.
  15. Los gobernantes no pueden permitir la destrucción de la moralidad: la política familiar y la educación del pueblo deben respetar la libertad y el orden moral.
  16. Esposos, científicos, médicos, sacerdotes, obispos, deben vivir y enseñar a vivir esta doctrina, en respeto a la vida y a la ley moral.
  17. La Iglesia llama a una gran obra de educación, progreso y amor. No se puede hallar la felicidad a la que aspira el hombre mas que en respeto a la ley grabada por Dios en la naturaleza humana, que debemos observar con inteligencia y amor.

Cortesía de la Asociación Defensa de la Vida, Costa Rica
Apdo.: 997-2050
Teléfono: (506) 201-433

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